sábado, 24 de diciembre de 2016

A la altura de los hechos



frame de Freaks ©  Tod Browning














El enano del circo decidió retirarse de su carrera, cuando dio cuenta que era, justo, el enano. El que ayuda en los mandados por debajo de los carromatos o se acurruca en cualquier rinconcito, porque, justo, sí, es el enano.
Ya no impune a su propia condición, presenta la renuncia para ir por el mundo como enano y no como enano de circo que, son cosas, asuntos muy distintos. Sufrirse como enano no tiene audiencia. Vanagloriarse en el circo, es disfrazar al enano de enano entre trompetas, mal tocadas; pobretonas. 
El circo es un negocio muy próspero y en baja. Lo han venido a colapsar la importancia de los animales sobre todas las especies que se creen que no son -una sola: o sea, mayoría; no hay más combinaciones-. En fin. En esto, más o menos, es que al enano, tras su iluminación, le ha venido la primigenia conciencia de que la vida es prepararse en morir solo. Y sólo como enano por el mundo, no enano "de", se comprende que algo así vaya a tomarlo por un enano epifánico y luego, desocupado de enano, a enano en sí.
















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